Ocúpate de Ti

Luis fue a ver a su amigo Javier a su casa. Al llamar a la puerta, le abrió la madre de Javier, y le llevó hasta el dormitorio, donde estaba Javier tumbado en su cama. Al verlo, Luis le preguntó qué le había pasado.

Javier, suspirando, le contestó: “Algo que viene de lejos”. Luis le miró sin comprender, y Javier continuó: “Llevo dos semanas con molestias lumbares. Me decía a mí mismo que era por estar tanto tiempo sentado mirando el ordenador y que era algo pasajero. Ayer se me cayó un bolígrafo al suelo y, al ir a recogerlo, me agaché y ya no pude moverme”. Luis le dijo: “Pero si tú nunca has tenido problemas físicos, o, por lo menos, nunca te has quejado de ellos…” Javier, entonces, le dijo: “Tienes razón, nunca me he quejado de ellos porque nunca les he prestado atención. Estos últimos días he tenido mucha tensión en el trabajo, por no llegar a tiempo en proyectos que tenía que tener ya terminados, y, para mí, eso era lo primero. Que me molestara la espalda, no era importante. Cuando el dolor persistía o se hacía más grande, nunca era un buen momento para ir al médico… Hasta que ya no he tenido más remedio. Ahora casi no puedo moverme de la cama. Hasta mi madre ha tenido que venir a ayudarme”.

Luis le dijo: “Mira Javier, esto te ha pasado por no cuidar de ti mismo. Llevas varios días sin escuchar a tu cuerpo, hasta que te ha hecho pararte, para que lo escuches”. Javier le preguntó qué quería decir con eso. Luis contestó: “Para poder estar sanos, tenemos que cuidarnos y atendernos. Si me duele algo, mi cuerpo está diciéndome que algo va mal y tengo que prestarle atención. Como has podido ver, si no lo haces, puede ir a más. Pero si me cuido y voy al médico cuando lo necesite, me estoy atendiendo a mí mismo. Esa es la mejor manera de estar bien, para poder trabajar, salir, o hacer lo que yo quiera”.

Javier le dijo entonces: “Tienes razón. A partir de ahora escucharé más a mi cuerpo y me cuidaré. No sabes todo lo que puedes hacer cuando estás bien hasta que no puedes hacerlo. Poder andar, saltar, conducir, sentarte, levantarte, subir escaleras, … todo parece muy sencillo. Ahora mismo, una cosa tan simple como levantarte al servicio o ir por un vaso de agua a la cocina, se ha convertido en algo muy difícil de hacer para mí”.

Luis, sonriendo, le dijo: “Pues ya lo sabes, para poder hacer cualquier cosa, tu cuerpo tiene que responder con salud. Para ello, es muy importante cuidarnos y escuchar nuestro cuerpo”.