¡Reflexiona!

Hay un cuento de sabiduría popular que narra la historia de una yegua y su potrillo: Un día, una yegua le dijo a su potrillo: “Coge el saco de grano que ves delante de ti y ve al molino para molerlo”. El potrillo, cogió el saco y se fue contento de que su madre confiara ya en él para llevar el grano al molino. Cuando iba por el camino, se encontró con que tenía que cruzar un río. Fue a meter la pata en él y una ardilla le gritó: “¡Quieto, no lo hagas! Yo lo intenté una vez y casi me ahogo en él”. El potrillo dio un paso atrás, pero entonces un búfalo le dijo: “Tranquilo. Yo he cruzado cientos de veces el río y no pasa nada”. El potrillo se quedó confuso y, al no saber qué hacer, se dio media vuelta y volvió donde su madre. Cuando la yegua lo vio, le dijo: “Has vuelto muy pronto. ¿Ya está molido el grano?”. El potrillo, bajó la cabeza y le dijo: “No he llegado al molino. A mitad del camino hay un río y, cuando iba a cruzarlo, una ardilla me dijo que era muy peligroso y un búfalo me dijo que no pasaba nada. No supe qué hacer y me volví a casa”. Su madre entonces le dijo: “Vuelve de nuevo a la orilla del río y siéntate a observar. Mira quién lo cruza, reflexiona y saca tus conclusiones de lo que veas”.

Hay personas que son muy inseguras y confían más en lo que le dicen los demás, en vez de crear su propio criterio. Y en el momento en que tienen opiniones contrapuestas, no saben qué hacer, se vuelven indecisas y acaban por no hacer nada. Este cuento nos enseña que no es suficiente escuchar las opiniones de los demás a la hora de tomar decisiones, ni tampoco hace falta pasarlo mal para aprender a hacer las cosas. Es muy importante el poder observar a los demás, para crear nuestro propio criterio y sacar nuestras propias conclusiones, antes de intentar hacer algo nuevo y desconocido, sobre todo porque si el intento no obtiene el éxito esperado, hará que el ánimo de la persona decaiga.

Recuerda: Observa, reflexiona y saca tus conclusiones de lo que veas, antes de tomar una decisión difícil.”