¡Di lo que piensas!

¡Di lo que piensas!

Una tarde cualquiera, tomando café, una pareja joven que se está conociendo, Mario y Rosa, estaban hablando de hacer algo diferente el fin de semana. Rosa, entusiasmada, propuso a Mario hacer senderismo. Mario, sin pensarlo mucho, dijo que sí. Rosa, mirándole, preguntó: “De verdad te gustaría ir de senderismo?” Mario le dijo: “Me parece bien”. Rosa entonces dijo: “No te pregunto si te parece bien, te pregunto si te gustaría”. Mario, sorprendido por las palabras de Rosa, le preguntó qué quería decir. Entonces ella le dijo: “Verás, es que te oigo decir que sí, pero tu cara parece decir que no te gusta este plan”.

Mario abrió los ojos sorprendido y pidió disculpas corriendo a Rosa. Le dijo que sí que quería ir, que quería quedar con ella ese fin de semana y que por favor contara con él. Entonces Rosa, sonriendo, le preguntó: “Mario, ¿has ido alguna vez a hacer senderismo?” Él respondió: “sí, fui una vez hace mucho tiempo”. Rosa entonces le preguntó: “¿Y te gustó?” Mario, dudando si hablar o no, al final bajó los ojos y dijo que no. Rosa entonces le dijo: “Si no te gusta, ¿por qué me has dicho que sí quieres ir?” Él le respondió: “Es que te hace mucha ilusión y yo quiero quedar este fin de semana contigo. Pensé que, si te decía que no, te irías sin mí”.

Rosa le sonrió y dijo: “Mario, es verdad que me gusta el senderismo, pero también me gusta hacer otras cosas. ¿Qué te gustaría hacer a ti?” Mario, sabía lo que le gustaría hacer, pero no se atrevía a decirlo, por si a Rosa no le gustaba el plan. Al final, se armó de valor y le dijo: “Me gustaría ver la película que estrenan este fin de semana y cenar en un italiano, pero como dijiste de hacer algo diferente, no me atreví a decírtelo.” Rosa le miró y dijo: “Mario, tu opinión para mí es importante. Si no dices lo que piensas, no lo pasaremos bien los dos, que es de lo que se trata. No quiero que pienses que te voy a rechazar porque digas lo que te gusta y lo que no. Precisamente, al decirlo, te voy conociendo mejor y así podemos crear planes al gusto de los dos.”

Mario, entonces, le dijo: “Tienes razón, si no hablo, no sabes lo que pienso. Entiendo que es difícil estar con alguien que no se deja conocer, pero me importaba más que tú me rechazaras. Y me acabo de dar cuenta que yo no te rechazaría a ti si pensaras diferente a mí. A partir de ahora voy a procurar decirte lo que pienso y siento, y así nos conoceremos mejor”.