¿Es bueno compararse?

¿Es bueno compararse?

Hay muchas personas que sólo tienen una imagen de sí mismas cuando se comparan con otras. Y da la casualidad que, en esta comparación, ellas siempre quedan peor que las demás: ellas son más feas, más bajas, más altas, más gordas, más flacas, tienen más curvas, menos curvas, más músculos, menos músculos, menos inteligencia, menos habilidades, y un largo etcétera. Cuando se comparan, la otra persona tiene algo que ellas no tienen, y, por tanto, se ven peor o en inferioridad, ya que, por ejemplo, si la persona es muy baja, se fija en la belleza de ser alta; y si son muy altas, se fijan en la belleza de ser baja. Es decir, siempre vemos en los demás algo que no tenemos, y cuando se hace una comparación siempre sale alguien perdiendo y sufre.

¿De dónde viene esta forma de pensar? Cuando éramos pequeños/as, nuestros padres nos solían comparar con otros niños o niñas de nuestra edad, de la familia, del entorno o vecinos. Todos conocemos los comentarios: “Deberías sacar mejor notas, como tu hermana”, o “no entiendo porqué se te da mal el futbol cuando todos tus compañeros juegan bien”. Nuestros padres nos han comparado con otros y otras, quedando nosotros mal, a veces para reñirnos, y otras veces para alentarnos y hacernos competitivos. Pero el caso es que nos estaban enseñando que en la vida tenemos que competir y ser mejores que los demás en todo, cuando eso no es posible, ya que hay muchas variables a tener en cuenta antes de poder hacer una afirmación así.

Si queremos que la comparación no afecte en descalificaciones de uno u otro, tenemos que compararnos solo con nosotros mismos. ¿Y cómo se hace eso? Pues tenemos que compararnos nosotros antes y ahora, es decir, cómo éramos hace unos años y cómo somos ahora, cómo era nuestro camino, nuestras inquietudes, nuestra mentalidad, nuestros estudios, trabajo, amigos, experiencia y todo lo que hemos aprendido de todo eso, que nos ha traído a nuestro yo de ahora. Así sí saldremos beneficiados.

Y si en algo estamos peor, es una buena forma de ver qué tenemos que cambiar, dónde tenemos que centrarnos para mejorar, para que, en el futuro, cuando nos comparemos con nuestro yo de ahora, sigamos saliendo beneficiados.

Recuerda: La comparación sana es la de compararnos nosotros en el presente con nosotros mismos en el pasado.