¿Con cuál te quieres identificar?

¿Con cuál te quieres identificar?

Nacho estaba sentado en el sofá de su casa, con cara de cansado. Su madre le vio y le preguntó: “¿Qué te pasa Nacho? No tienes buena cara…” Nacho resopló y dijo: “Mamá, todo se me hace cuesta arriba. Me canso de enfrentar los problemas. Voy a tirar la toalla…”

Su madre se sentó con él y le dijo: “Mira, te voy a contar un cuento que he leído hace poco por internet”. Nacho puso cara de fastidio, pero decidió escucharla. Su madre continuó: “Había una vez un granjero que vivía con su hijo. Llevar una granja era duro, pero el granjero salía adelante ante cualquier problema que iba surgiendo. Un día, hablando con su hijo mientras desayunaban, le preguntó si él querría seguir con la granja cuando terminara sus estudios. El hijo le dijo que no se veía capaz de llevar una granja, que eran muchos problemas que solucionar y no podría con todo. Añadió que no sabía cómo su padre había podido llevarla adelante con tantos problemas que surgen a diario. Su padre, en vez de responder, cogió tres cazuelas pequeñas, las llenó de agua y las puso al fuego. En una puso un huevo, en otra puso una zanahoria y en la tercera puso varios granos de café. Cuando hirvieron un poco, las apagó y le dijo a su hijo que observara lo que había pasado. Le explicó que el huevo, la zanahoria y los granos de café se habían enfrentado al mismo problema: agua hirviendo. Sin embargo, cada uno había reaccionado de forma diferente: el huevo era frágil y se había vuelto duro, la zanahoria era dura y se había vuelto blanda y débil, y el café había transformado el agua. Finalmente le preguntó a su hijo con cuál se quería identificar”.

Nacho preguntó a su madre: “¿Qué quieres decirme con todo esto?” Su madre contestó: “Fíjate que, ante el mismo problema, (el agua hirviendo), los tres elementos habían reaccionado diferente. Asimismo, ante un problema, tú podrías ser como el huevo, y volverte duro por dentro, cerrándote a las emociones, o como la zanahoria, y volverte blando, perdiendo tu fortaleza y quizás sufriendo más de la cuenta. O podrías ser como el café y transformar lo que te está pasando, aprender y sacar provecho, haciendo que todo tu entorno mejore. Mira Nacho, siempre habrá obstáculos, dificultades o problemas. Lo importante es primero, darte cuenta de ellos, luego aceptarlos, y por último transformarlos, aprendiendo de todo el proceso”.

Nacho se quedó pensativo, analizando todo lo que su madre le había dicho, y dijo finalmente: “Tienes razón mamá. Estaba siendo como la zanahoria y no es con quien me quiero identificar. Procuraré de ahora en adelante ser como el café. ¡Muchas gracias por tus palabras!”