¡No mezcles!

¡No mezcles!

Luis y Andrés estaban charlando mientras se tomaban unas cervezas en un bar. Al cabo de un rato, entraron dos chicas en el bar. Luis se fijó en una de ellas y dijo: “Andrés, ¿te has fijado en la chica pelirroja que acaba de entrar? Es guapa y no viene con pareja. Puede que me acerque a intentar conocerla”. Andrés la miró y luego miró a Luis. Entonces preguntó: “¿No acabas de dejarlo con tu novia?” Luis le contestó: “Sí, por eso voy a ver si ligo con esa chica”. Andrés hizo un gesto como diciendo que le esperase y se levantó para ir a la barra. Al poco, volvió con una Coca-Cola.

Luis le preguntó extrañado: “¿Por qué has ido a por una Coca-Cola si aún tienes tu vaso de cerveza lleno?” Andrés le contestó: “Ahora lo verás”. Acto seguido cogió la Coca-Cola y empezó a echarla en el vaso de Luis, mezclándola con la cerveza que aún tenía. Luis se apresuró a pararle y, levantando la voz, le preguntó: “¿Qué haces Andrés? ¡Me acabas de fastidiar mi cerveza! ¡Me debes otra!” Andrés sonrió y dijo: “No pasa nada. A ti te gusta la cerveza y te gusta la Coca-Cola”. Luis dijo: “Sí, pero no me gustan mezcladas. Me gustan por separado”. Andrés cogió de nuevo lo que quedaba de la Coca-Cola y siguió echándola en la cerveza de Luis hasta que el vaso rebosó y manchó la mesa. Luis entonces preguntó: “¿Pero qué te pasa a ti hoy? No solo me has estropeado la cerveza, sino que has manchado la mesa. ¿Estás bebido o es que te gusta fastidiarme?”

Andrés se rio y dijo: “Espera, que te lo voy a explicar: Imagina que la cerveza es tu exnovia y la Coca-Cola es la chica Pelirroja. Tú todavía tienes cerveza en tu vaso y quieres mezclarla con el refresco”. Luis dijo: “Pero yo ya no tengo novia…”. Andrés añadió: “Si acabáis de dejarlo, todavía no has hecho el duelo, así que “tu vaso” todavía tiene restos de lo vivido con tu ex. Si, aun así, quieres salir con esa chica o con otra, pasaría lo que ha pasado al seguir echando el refresco en tu vaso: se desborda. Y esa mezcla acaba estropeando todo. Tienes que vaciar tu vaso por completo para que puedas llenarlo con el refresco. Así, no contaminas ninguna bebida, ni mezclas sabores. Es decir, una vez que hagas el duelo, “tu vaso” estará vacío para poder llenarlo con lo que quieras, sin que otras relaciones del pasado contaminen esa nueva relación”.

Luis se quedó un instante reflexionando sobre las palabras de Andrés, y dijo: “Tienes razón, Andrés. No era consciente de lo que podía pasar si empiezo una nueva relación sin haber hecho el duelo de la anterior. Tengo que vaciar mi vaso antes de llenarlo de nuevo. ¡En vez de invitarme a otra, te invito yo a la siguiente! ¡Muchas gracias por tus palabras!”