¡Abre tu Mente!

Seguro que alguna vez te ha pasado que empiezas a hablar con algún amigo o familiar y acabáis discutiendo, porque tú ves las cosas de una forma y él o ella las ve de otra diferente. ¿Qué ha pasado? Parece que tú tienes las ideas muy claras de cómo es el tema del que estáis hablando, y seguramente te has empeñado en hacérselo ver a la otra persona. Quizás ni siquiera has querido escuchar lo que tenía que decir porque tus argumentos están muy claros para ti, y los demás simplemente están equivocados.

Vamos a hacer una cosa: coge un trozo de papel y un lápiz. Escribe un seis (6) bien grande en el trozo de papel. Ahora, siéntate enfrente de alguien y pon el papel en medio de los dos. Pregúntale a la otra persona qué número ve en el papel. Seguro que te dirá que ve un nueve (9), mientras que tú seguirás viendo un seis (6). ¿Quién tiene la razón? ¿Quién está equivocado? Se ve claro que ambos tenéis la razón. ¿Entonces, por qué tu respuesta y la de la otra persona son diferentes? Pues porque cada uno está viendo el papel desde un punto de vista diferente. Si tú te levantas y te sientas donde está la otra persona, podrás ver el 9. Y si la otra persona se levanta y se sienta donde estabas sentado tú, podrá ver el 6 que tú veías.

Muchas veces nos empeñamos en tener razón y en que los demás vean las cosas como nosotros las vemos, sin darnos cuenta de que solo aportamos nuestro punto de vista y no tenemos en cuenta que puede haber más puntos de vista sobre el mismo tema. Estos nuevos puntos de vista no son ni mejores ni peores, simplemente son distintos. Como hemos visto antes con el 6 y el 9, es importante escuchar lo que los demás piensan, porque nos pueden mostrar puntos de vista que no se nos habían ocurrido a nosotros antes. Esta nueva información nos enriquece, y puede que nos haga cambiar de opinión o no, pero nos ayuda a abrir nuestra mente.

Por último, algo muy importante: puedes cambiar de opinión y no pasa nada. Es una prueba de que estás creciendo y llenándote de sabiduría. Recuerda que una planta, si no crece y cambia continuamente, terminará secándose.

Así pues, aunque tengas las cosas claras, escucha a los demás y ten tu mente abierta, para poder entenderte a ti mismo/a y, desde ahí, entender a los demás.