¿Eres Puntual?

¿Eres Puntual?

Luisa esperó a que se tranquilizara un poco y, tras pedir al camarero, le preguntó: “¿Qué te ha pasado esta vez?” A lo que Carol contestó: “Vaya Luisa, lo dices como si me retrasara siempre…”. Luisa la miró con cara de sorpresa y le dijo: “Vamos Carol, dos veces de cada tres que quedamos llegas tarde”. Entonces Carol, sonriendo, le dijo: “¿Ves? Hay veces que no llego tarde. Además, cuando llegas tarde a una fiesta, tienes una entrada triunfal y todos te miran. ¡Es genial!”.

Luisa se puso seria y le dijo: “Carol, esto no es una fiesta. Hemos quedado para tomar café y la única que te espera soy yo. Me gustaría que comprendieras que mi tiempo es importante, yo decido lo que hacer o no con él, y hoy no había decidido gastarlo esperándote casi media hora…”. Carol se puso seria también y le respondió: “Perdona Luisa, no sabía que te había molestado tanto. Mi tiempo, para mí, también es importante. Por eso lo ocupo con muchas cosas que quiero hacer, y al final no me da para todo y llego tarde a todos los sitios”. Luisa, entonces, le dijo: “Quizás podrías pararte y organizar tu tiempo acorde con tu vida. Puedes hacer una lista con todo lo que quieres hacer. Una vez hecha, puedes clasificar cada cosa con una A, una B o una C, dependiendo si es muy prioritario, importante o puede esperar, respectivamente. Luego, analizas qué tiempo tienes para hacer esas cosas, y las vas colocando según prioridad y tiempo necesario para cada una. Es importante que lo hagas bien, ya que, si tienes media hora, no puedes poner algo en lo que tardarías una hora”.

Carol miró a Luisa con cara de agobio y le dijo: “¿Y cuándo saco tiempo para hacer eso?” Entonces, Luisa le dijo: “No te preocupes, podemos hacerlo juntas ahora y así te puedo ayudar si lo necesitas”. Carol, rápidamente, contestó: “¡Estupendo Luisa! Te agradezco que me ayudes para empezar. Y te prometo que, de ahora en adelante, valoraré tu tiempo, además del mío, y aprenderé a respetar tanto tu tiempo como el mío”.