¡Tú decides!

Seguro que alguna vez te ha pasado que, nada más levantarte, algo no te ha salido bien. Ante esto, quizás te has dicho: “empezamos mal el día…”. Y a partir de ahí, parece que todo se ha puesto en tu contra, y vas de mal en peor, para terminar diciéndote: “si hoy no tenía que haberme levantado…”.

¿Qué está pasando? Puedes decirte que te has levantado con mal pie, que hoy no es tu día de suerte o que tienes mala suerte. Pero eso significaría que tú no tienes ningún poder sobre lo que te pueda pasar, que eres una simple marioneta de “la suerte”. Seguramente, el primer acontecimiento negativo del día ha desencadenado tu malestar, con lo que has seguido haciendo las cosas que tenías que hacer con pensamientos negativos. Y esto te ha llevado a equivocarte, quizás a no pensar en lo que hacías, a no prestar la suficiente atención, etcétera, con lo que las cosas no han ido a mejor, hasta acabar pensando que es un día desastroso.

Puedes estar tranquilo/a. Tú sí tienes poder sobre lo que piensas, sientes y haces. Todos los pensamientos que tienes y elaboras, influyen en lo que sientes. Y tus pensamientos y emociones te hacen actuar de una manera u otra. Si piensas que nada te sale bien, te sentirás mal, triste, despistado, o enfadado. Y estos pensamientos negativos, junto con esas emociones te llevarán a no poner los cinco sentidos en todo lo que hagas, con lo que las consecuencias pueden no ser las esperadas por ti.

Pero si, cuando te pase algo por la mañana, piensas que ha sido algo puntual, que no has prestado atención o simplemente aprendes de tu error, te sentirás mejor y afrontarás el día de otra manera, no permitiendo que esa pequeña situación puntual te influya en el resto de tareas que tienes que hacer en las siguientes horas.

Por lo tanto, si tienes buenas ideas mentales, pensamientos positivos, ellos te llevarán a tener equilibrio psicológico, con lo que te sentirás alegre, feliz y actuarás en consecuencia.”