Está en tus manos.

¿Eres de los que este invierno te has resfriado o has cogido la gripe? Son dos enfermedades muy comunes de esta época del año. Sabemos que los virus están en el aire y que podemos padecer algún que otro resfriado al año, sobrellevándolo más o menos bien. Y aunque parezca que es algo que escapa a nuestro control, nuestra actitud y costumbres pueden influir en que nos enfermemos o no, y en cómo llevemos adelante la enfermedad.

Si como hábito practicas deporte, comes sano y te proteges del frío, tu cuerpo estará más fuerte para evitar que te enfermes. Y si aun así enfermaras, los síntomas no serían muy severos porque tus defensas te ayudarían.

E igual de importante que tener buenos hábitos es tener buena actitud hacia la enfermedad. Si cuando te resfrías, aceptas que estás enfermo/a, vas al médico, te cuidas y tienes paciencia, llevarás mucho mejor la enfermedad que si te enfadas por haber enfermado y lo pagas con los demás o contigo mismo/a. Y esto también vale para la convalecencia después de una intervención quirúrgica. Te repondrás mucho más rápido si aceptas que, durante un tiempo, estarás en cama o no pudiendo hacer todo lo que quisieras. Tendrás que armarte de paciencia, y aprovechar ese tiempo que tienes de reposo o de parada en tu actividad habitual para leer, charlar, o simplemente reflexionar sobre cosas importantes que hasta ese momento no te has parado a pensar.

¿Y qué pasa cuando en vez de una enfermedad común o una intervención quirúrgica, se trata de una enfermedad crónica? Esa aceptación y actitud de algo pasajero cambia cuando te dicen que tienes para toda tu vida diabetes, lesión de cadera, problema en la vista, hipertensión, o tantas otras enfermedades crónicas. En ese momento sientes que has perdido algo muy valioso para ti, una pequeña parte de tu salud. Y como en toda pérdida, tendrás que pasar por un duelo. Pero aunque sea una pérdida importante, sigue siendo crucial tu actitud ante esta nueva etapa que te toca vivir. Puedes seguir haciendo la mayoría de las cosas que hacías y valorar las capacidades de disfrutar que tienes. Tendrás que crear nuevos hábitos, adaptarte y vivir con plenitud dentro de la adaptación que te pida tu patología. Podrás seguir saliendo con amigos, divertirte, y seguir sintiendo que merece la pena vivir. Es muy importante aceptar que esa enfermedad o ese malestar te va a acompañar el resto de tu vida y este viaje juntos será más llevadero si te adaptas a esta nueva vida. Es mejor valorar todo lo que sigues teniendo en vez de quejarte y sufrir por todo lo que has perdido.

Recuerda: tu actitud ante tu salud puede hacer que te sientas peor o mucho mejor. ¡Eso sí está en tus manos!