¡Cada cosa en su sitio!

Rosa y Silvia están charlando tumbadas en una hamaca en la piscina. Rosa ve a su amiga un poco triste y le pregunta: “Silvia, ¿te pasa algo? Te veo triste. ¿Es porque se acaban ya las vacaciones?” Silvia le contesta: “No sé, puede ser. Ojalá duraran más tiempo. He estado tan a gusto estos días que creo que me va a entrar la depresión post-vacacional”. Rosa se ríe y le dice: “Anda ya. No te creo. Tú eres una persona muy alegre” Y luego añade: “Las vacaciones están bien para descansar, cargar pilas de nuevo y volver con fuerzas renovadas al trabajo”. Entonces Silvia le susurra: “Es que no quiero volver al trabajo…” Rosa se queda extrañada y le dice: “No lo entiendo Silvia. A ti te encanta tu trabajo, disfrutas con lo que haces. ¿Qué ha cambiado?” Silvia mira hacia abajo y le responde: “Hay algo que no te he contado. El último día, antes de empezar las vacaciones, tuve un problema con mi compañero Luis. No nos poníamos de acuerdo en el informe que estábamos haciendo y teníamos que acabarlo para poder irnos de vacaciones dejándolo todo terminado. Discutimos y mi jefe nos oyó. Vino a llamarnos la atención y yo me sentí fatal. Al final, para no discutir más, lo dejé como decía Luis y nos fuimos”.

Rosa entonces se sienta, mira a los ojos a su amiga y le comenta: “No me has dicho nada en todas las vacaciones, y parece que te ha afectado mucho”. Silvia le dice: “No quería pensar en ello. Lo aparté de mi pensamiento. Pero ahora se acaban las vacaciones y tengo que volver a enfrentarme a Luis y mi jefe. Solo de pensarlo, me siento mal otra vez”.

Rosa coge las manos de su amiga y le dice: “Silvia, oyéndote hablar, no parece que hables de un compañero de trabajo y de tu jefe. Parece que hayas discutido con alguien de tu familia. Tengo la impresión de que no separas trabajo y relaciones personales. Entiendo que te guste mucho tu trabajo, pero es eso “trabajo”, y te sentirías mejor si lo vieras así. No has tenido una discusión familiar, has tenido diferencias de opinión con relación a un informe, y tanto tú como tu compañero sois lo suficientemente profesionales y responsables para arreglarlo como adultos. Si no lo hicisteis así, es normal que vuestro jefe os llamara la atención”. Silvia entonces le contesta: “Tienes razón Rosa, me sentía como si hubiera discutido con mi hermano, y no es así. Mi familia es mi familia y mi trabajo es mi trabajo”. Rosa añadió: “Y en la medida en que lo vivas así, podrás ser la gran profesional que eres. Verás cómo, cuando vuelvas al trabajo, todo va a ir bien”. Silvia se abrazó a su amiga y le dijo: “Sí, sé que va a ser así”.”